Abstract
Espíritu, Libertad y Dialéctica son explicados con frecuencia como si fueran un todo. El movimiento espiritual, a saber, la Libertad, se muestra como proceso dialéctico. Aparentemente, no hay otra solución cuando el Espíritu es concebido como verdad, como la plenitud que le pertenece al Espíritu, pero que no tiene y que debe adquirir. Esto es porque la dialéctica es usualmente entendida como la consecuencia necesaria del axioma: verdad es interioridad, y es por tanto identidad. ¿Y si este axioma fuera falso?