Abstract
El autor explica por qué el verdadero sucesor de Roma es el Sacro Imperio Romano Hispánico, constituido por lo que fue el Imperio español, y no el Sacro Imperio Romano Germánico. Recupera así para la hispanidad una "marca de prestigio". Por otra parte, introduce la noción de historioterapia e insiste en estar alerta ante los relatos, el lenguaje y las imágenes provistas por la guerra cultural: saturan nuestra conciencia de representaciones colectivas inhabilitantes. Propugna y practica, mediante la historioterapia, una mirada positiva y veraz sobre el pasado, buscando con ello desentrabar el potencial formidable de la hispanidad.