Abstract
Desde que se completó la secuenciación del genoma humano, el hombre pierde su “esencia”, pasando a ser un texto interpretable y modificable: una subversión de la carne. D. Haraway (1995) ha sido una de las pioneras en el tema defendiendo al cyborg como una entidad polémica, un ciberorganismo que cuestiona, desde una cierta perspectiva de la filosofía de la técnica, –e incluso los feminismos– en la que se inscriben también Sloterdijk, Sandel. T. Aguilar, entre otros, la pretendida esencia humanista, misma que queda cuestionada en torno a “lo humano” y su identidad unívoca. Se analizan derivas estéticas de Orlan, Sterlac y Kac.