Abstract

En este trabajo pretendemos recordar la crítica que el escéptico francés Pierre Bayle dirige a las teologías [.. tianas ] de su tiempo, a partir de ciertas objeciones centradas en el problema del mal y conocidas bajo el nombre de "objeciones maniqueas". Ese ataque, verdaderamente arrasador, fue respondido unos años después por Leibniz en sus Essais de Théodicée. Argumentamos que la doctrina leibniziana pasa por alto las condiciones originalmente establecidas por su adversario y que la misma no podría considerarse, por lo tanto, como una respuesta en sentido estricto. Las objeciones quedan, pues en pie, y también quedaría en pie la única solución propuesta por su inventor: adoptar una fe ciega y atenida exclusivamente a la autoridad de Dios, esto es, una fe cuya debilidad lógica la haría difícilmente sostenible para el creyente