Abstract
María Zambrano no pensó en la muerte como cesación de la vida, sino como «verdadera vida». La entendió como instantes de pérdida radical que el sujeto padece ante una experiencia límite que ella caracteriza como situación de «naufragio». El artículo enfoca la relación dialéctica entre vida y muerte como polos complementarios en la metafísica de María Zambrano. No hay vida sin muerte, dice, ni hay muerte sin vida, pues el ser emerge del fondo de la nada. Al sentir el ser, el sujeto inicia un morir que es un «despertar» del amor creador recibido en el origen de la vida. La muerte es fuente de esperanza y sabiduría para quien acepta su presencia.