Abstract
Las ciencias biomédicas han desarrollado marcos metodológicos para establecer el dolor como objeto de estudio y sobrellevar su alta carga de subjetividad. Sin embargo, estos enfoques auspician un sesgo naturalista que impide la consideración del “dolor” como un fenómeno del sufrimiento. En este sentido, el objetivo del presente artículo es identificar un tipo de sufrimiento que se escapa a la consideración del dolor, desde el enfoque biomédico, porque emerge en el deshilvanamiento de la temporalidad. La tesis del artículo sostiene que, tras la alteración de los tejidos intencionales temporales de la conciencia, se padece un “sufrimiento inmanente”. Con el propósito de abordar estos aspectos, el artículo se estructura en tres secciones: (i) El sufrimiento inmanente. (ii) De la causa al síntoma. Las alteraciones pasivas de la conciencia y sus repercusiones en el cuerpo. (iii) Una experiencia honda de tristeza. Se concluye que el sufrimiento inmanente es el resultado de las alteraciones que alcanzan los tejidos intencionales de la conciencia en sus estadios más primarios y que estremece la existencia misma. La importancia de tematizarlo radica en la posibilidad que se abre para el que lo padece de verbalizar lo que en principio está más allá del uso del lenguaje descriptivo.