Abstract
Este artículo indaga, fundamentalmente, en los posibles vínculos que puedan establecerse entre las condiciones materiales y procedimientos escriturales de La filial de Matías Celedón y el concepto «muerte del autor» (1968) de Roland Barthes. También revisa la estructura y la atmósfera burocrática y agobiante de la oficina en la que se desarrolla la trama, planteando una comparación con dos obras clásicas sobre el tema: Bartleby el escribiente (1853) y Bouvard y Pécuchet (1880). Finalmente, alude a referentes de la poesía experimental como Martín Gubbins, Guillermo Deisler, Elsa Werth y Sergio Chejfec, entre otros, con el objetivo de perfilar una suerte de «escritura de oficina» que trasciende las diferencias habituales entre los géneros narrativo y poético.