Abstract
Francisco de Vitoria en sus comentarios a la Summa Theologiae y en la Relectio de bello admite que un simple ciudadano tiene la posibilidad (incluso la obligación) de no combatir en una guerra que él, en conciencia, considera injusta. Aunque no tiene obligación de examinar por sí mismo las causas de la guerra, no puede dejar de obrar en conciencia. Lo contrario a como actúan, por ejemplo, los mercenarios, siempre dispuestos a combatir en cualquier guerra, sea justa o no. Sería un precedente de la objeción de conciencia; pero no a combatir en cualquier guerra, sino en “esta guerra” en particular. No obstante, en caso de duda, un simple ciudadano podría combatir obedeciendo a su príncipe, fiado de la rectitud de intención del gobernante.