Abstract
En 1997, Hong Kong volvió a China en el marco de la gobernanza conocida como «Un país, dos sistemas», que fue ideado para permitir a la China continental seguir siendo «socialista», mientras Hong Kong podía mantener su sistema capitalista. Sin embargo, la estrategia retórica y legal de mantener metafórica y constitucionalmente la distancia entre los dos lugares y seguir afirmando su soberanía y unidad, es ambigua y contradictoria. Este artículo explora estas ambiguas contradicciones (estratégicas, ideológicas y retóricas) y tras ello su impacto en el debate sobre la democracia y el sufragio en Hong Kong, que su constitución, la Ley básica, promete para el futuro.