Abstract
El sufrimiento de los animales constituye el mayor escollo para la teodicea. Ni la defensa de los bienes de orden superior ni el recurso a la escatología, justificaciones estándar para el sufrimiento humano, sirven aquí. El teísmo necesita una reforma profunda que explore nuevas vías. Aquí examinamos las hipótesis de un cielo o paraíso para los animales y de la trasmigración de sus almas, junto con la cuestión ligada de la conciencia e ipseidad de los animales superiores. Tras rechazar las ideas de un cielo específico para los animales y de que los animales sean almas humanas transmigradas expiando sus pecados, concluimos que los animales superiores son personas, y conjeturamos que, si poseyeran una esencia espiritual, una haecceitas, podrían madurar intelectual y moralmente a lo largo del proceso evolutivo a través de sucesivos organismos biológicos de complejidad creciente, hasta devenir racionales y dignos de alcanzar un estado celestial.