Abstract
En el libro I de su Comentario a los Analíticos Posteriores, Tomás de Aquino explica que toda demostración supone la existencia de principios evidentes e indemostrables que aseguren la certeza de las conclusiones. Para garantizar la existencia de verdades ciertas e indemostrables, introduce la idea de las proposiciones per se notae. Estas proposiciones son típicamente caracterizadas por tener un predicado que forma parte del contenido inteligible del sujeto, es decir, por ser proposiciones analíticas. Ahora bien, al final del libro II, cuando explica cómo se obtienen los principios de las demostraciones, la doctrina expuesta no parece ser perfectamente congruente con la de las proposiciones per se notae, por describir un proceso inductivo más apto para explicar el surgimiento de proposiciones no analíticas. El objetivo del este artículo es proponer una solución de este problema, distinguiendo entre dos tipos de principio. La pertinencia de tal distinción se intentará demostrar comentando algunos textos de Roberto Grosseteste y Alberto Magno.