Abstract
Utilizo el legendario relato sobre el anillo de Giges de la _República_ de Platón para hacer una reflexión de mayor alcance sobre el modo en que se ha concebido en la historia de la filosofía el problema de la conducta humana corrupta: de sus motivaciones, sus presupuestos, sus consecuencias y también de las formas de combatirla. Me refiero a dos grandes tradiciones: en primer lugar, a la que llamo la tradición _escéptica y estratégica_, partidaria en líneas generales de la tesis de Glaucón, y, en segundo lugar, a la tradición opuesta, la defendida por Sócrates en el diálogo, y que podría considerarse, por contraste con la anterior, _filantrópica y cívica_. Concluyo con una reflexión ligada a nuestra época, apoyándome en las tesis de Richard Rorty en su último libro _Forjar nuestro país_.