Abstract

Este libro (de 155 páginas) utiliza conceptos apropiados (propios para las personas) para referirlos a Dios, liberándose de aquellos otros acuñados para las cosas: sustancia, naturaleza, existencia o ente. Se trata de un ensayo teológico "según la razón vital", en que la categoría de "vida" resulta esencial para comprender a Dios, interpretado desde Aristóteles como impersonal máquina que, como motor inmóvil, pone en funcionamiento el engranaje de un universo geocéntrico. Como amor y vida, Dios es, en cambio, movimiento. En lugar de la vieja tesis de que conocemos a Dios de manera indirecta, aplicando el principio de causalidad a los efectos físicos de este mundo (de equivocada astronomía según la vieja metafísica), este libro recuerda la intuición de la novedad cristiana: la entrada en sí mismo para conocer a Dios. Y extrae las consecuencias de la solemne afirmación joánica: "Todo el que ama conoce a Dios". Y da a conocer a Dios. Luego el que no ama lo desconoce. Por eso la criatura revela y manifiesta a su Creador. No debería hablarse, por tanto, de pruebas de la existencia de Dios, sino de las razones de su vida. ÍNDICE: La imagen de Dios- Dios, que me conoce a mí, es mi imagen- «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él»- «En esto conocerán todos que sois discípulos míos»- «¿Por qué no reconocéis mi lenguaje?»- «Cómo lo habían reconocido al partir el pan»- Todo el que ama conoce y hace conocer a Dios- Bibliografía