Abstract
Tradicionalmente, las primas de los contratos de seguros se han considerado justas o equitativas cuando se corresponden exactamente con el riesgo de las pólizas, medido este último mediante la esperanza matemática de la siniestralidad. En este artículo llevamos a cabo una crítica de este enfoque aparentemente objetivo y proponemos una justificación alternativa de la denominada equidad actuarial, basada en argumentos contractualistas. Para ello nos apoyamos en ciertas intuiciones de Jean Domat, un jurista francés del siglo XVII, acerca de la incertidumbre compartida, integradas dentro del marco general proporcionado por la teoría contractualista del economista y filósofo contemporáneo Robert Sugden.