Abstract

Trato aquí de exponer las líneas fundamentales de las que yo considero que deben ser las bases para la enseñanza de la Medicina. Muchos de mis puntos de vista necesitarían evidentemente una mayor amplitud de exposición y un razonamiento más detallado. Acaso algún día lo haga. Tendría eso más interés si tuviera la certeza de que podían tales opiniones ser aceptadas o discutidas. De ese diálogo podrían brotar modificaciones de mis puntos de vista a las que siempre estoy dispuesto; no tengo la pretensión de que lo que aquí se sostiene sea sistemáticamente certero, y mi interés sería que se promoviera una reacción a fondo que modificara la actual situación de la enseñanza de la Medicina, tan errónea y tan parasitada por pretendidas reformas que son inútiles y casi perturbadoras. Para que una reforma de la enseñanza de la Medicina pueda tener alguna eficacia, ha de ser rotunda, a fondo, revolucionaría. Abarcaría, en efecto, desde otra organización de las facultades a la de la Beneficencia, Seguros de Enfermedad, etc. Tan hondos son los defectos y tan evidente es que muchos de ellos no proceden solamente de la universidad, sino de la orientación del Estado con respecto a los hospitales, los seguros y, en general, en lo social, referente a la enfermedad.