Abstract
Este artículo pretende mostrar cómo hablar de ciencia útil en la segunda mitad del siglo XVIII, en el Nuevo Reino de Granada, expresó un vínculo orgánico entre determinadas ciencias y las prioridades del gobierno. La geografía, la botánica, la química, la medicina y, especialmente, la historia natural, proveían información sobre los recursos disponibles para la reorganización económica del imperio español. Aquellos científicos criollos que se dedicaron a las ciencias útiles terminaron siendo promotores de reformas que presentaron ante el tribunal de la opinión pública, en una forma de debate colectivo, como sucedió con el Semanario del Nuevo Reyno de Granada.