Abstract
Se analizan los resultados de una reciente encuesta levantada principalmente en la zona metropolitana de Guadalajara, México, y se destaca que, aunque la mayoría de los informantes realizaron modificaciones materiales a su entorno doméstico para adecuarlo a las nuevas condiciones exigibles, se necesita flexibilidad en los espacios arquitectónicos donde se desarrollan actividades cotidianas, por lo que es necesario que profesionales del hábitat, investigadores académicos, funcionarios gubernamentales y líderes sociales propongan formas de resiliencia ante esta nueva normalidad.