Abstract
El pluralismo y el multiculturalismo son hoy aceptados como característicos de las sociedades modernas. Como simple afirmación de pluralidad e incompatibilidad de sistemas doxásticos -actividades y formas de vida a las que se les reconoce algún valuor- el pluralismo no pasa de ser un lugar común. Adquiere otro estatuto y relevancia filosófica, a partir del momento en que indica la convicción o la tesis de que el pluralismo de las doctrinas éticas, filosóficas o religiosas, es un trazo permanente e innegable de las sociedades democráticas modernas, y no simple contingencia histórica, eventualmente superable mediante un recurso a cualquier proceso de reducción a un valor que sirva de denominador común a la pluralidad en causa. [Fragmento]