Abstract
La encíclica Laudato si´ del papa Francisco plantea el vínculo irrompible que hay entre cuestiones ambientales y cuestiones sociales y humanas, a través de la categoría de la «ecología integral» y la apuesta por la «ética del cuidado». Es un excelente ejercicio de diálogo honesto y decidido del pensamiento teológico y filosófico con las aportaciones de las ciencias naturales y sociales, para preservar la supervivencia de la humanidad. Ideas similares movieron a la bioética potteriana hace más de cuarenta años, y hoy, cuando la bioética no parecer atravesar su mejor momento, esta encíclica constituye un valioso impulso para reenfocar la «bioética global» y enfatizar la necesidad del diálogo tanto interdisciplinar como intercultural/interreligioso, de los cuales nuestro mundo no puede prescindir. La injusticia y la desigualdad adoptan nuevas formas en este tiempo de interdependencia global, demandando de la ética una nueva visión social, con la ampliación del campo de la moralidad que incluya a la naturaleza y de una justicia social que alcance lo global y se piense intra e intergeneracionalmente.