Abstract
Dentro de la riquísima literatura producida en el círculo del poder abasí entre los siglos VIII y X, el Occidente islámico (es decir, al-Andalus, el Magreb y las islas del Mediterráneo occidental) ocupa un lugar insignificante, a pesar de las pretensiones universalistas que tenían sus autores. Este silencio afecta a todos los géneros literarios, con excepción de la geografía, que experimentó un gran desarrollo en ese periodo. ¿Cómo puede explicarse esta circunstancia? Contextualizar estos textos permite considerar dos argumentos. El primero es la ausencia de datos históricos sobre Occidente a disposición de los autores de Oriente, lo que nos lleva a poner en cuestión la cronología de la formación de comunidades de sabios en el Occidente islámico, así como la circulación del saber en el mundo islámico. También se puede considerar que este silencio resulta de un desinterés deliberado respecto a Occidente, directamente vinculado con cuestiones políticas y geopolíticas. Desde una perspectiva imperial, invisibilizar el Occidente islámico -tierra de rebeldía desde mediados del siglo VIII- contribuye a diseñar un mundo ideal, cuya estructura muestra de manera implícita la centralidad de Bagdad.