Abstract

La oposición entre dos grupos de valores, como nos muestran determinantes casos del mapa geopolítico actual, sugiere los límites de las expectativas modernizadoras tanto del viejo imperialismo como de sus opositores: los nuevos pueblos parecen tan reacios a la administración racional colonial como a la autóctona, y exigen formas de dirección y encuadramiento acordes con la propia cultura. Todo ello parece abrir de nuevo el problema de la tradición, ante el cual, desde la perspectiva de la cultura occidental, parece necesario un proceso reflexivo y crítico sobre la diversidad de valores y lenguajes. Reticentes ante los esquemas de la conciencia moderna, hemos de proceder de manera análoga a la que Geertz advierte en minorías pertenecientes a culturas no occidentales, identificadas con los valores modernos de racionalidad crítica y ética autónoma: atender a las "voces mezcladas" de las tradiciones, demorarnos en esa babel que es el suelo, movedizo pero real, de los valores ilustrados. En el presente trabajo se ofrece, siguiendo algunas ideas de Isaiah Berlin, un acercamiento a la tradición, desde el que examinar dos estrategias cruciales en su constitución: las de De Maistre y Burke