Abstract
Este trabajo explora el potencial de las fuentes artísticas y de los museos que las albergan para desarrollar competencias propias del pensamiento histórico entre estudiantes de Educación Secundaria. Se revisa de qué modo y hasta qué punto la normativa curricular española atiende al trabajo con estos dos elementos para enseñar a pensar históricamente, y se presentan argumentos, derivados de la Didáctica de las Ciencias Sociales y otros campos afines, sobre los beneficios de incluir prácticamente las colecciones artísticas en la educación histórica. Para ejemplificar una posible vía de trabajo con metaconceptos como el de cambio y continuidad, se diseña una propuesta didáctica contextualizada en el Museo Pablo Gargallo (Zaragoza, España) que tiene por objetivo analizar críticamente cómo el arte ha reflejado, construido o desafiado determinados cánones de belleza a lo largo de la historia.