Abstract
El surgimiento de nuevas terapias ha generado un debate sobre sus implicaciones éticas, médicas y sociales. En este contexto, el personalismo ontológico se ha convertido en una corriente importante de la bioética, el cual está centrado en salvaguardar la dignidad humana y potenciar el bien integral de las personas. Sus principios orientadores son la defensa de la vida física, la justificación de toda intervención terapéutica, la exigencia del principio del consentimiento y la consideración de implicaciones sociales y de justicia en la asignación de recursos. El presente estudio se llevó a cabo para conocer la influencia de estos principios en el ejercicio profesional del personal de salud que trabaja en trasplantes. Se aplicó, de forma presencial y en línea, una guía de valoración ética de intervenciones sobre el cuerpo humano, adaptada con los principios de la bioética personalista. Participaron siete expertos (57 % hombres; media de 46 años) y con los resultados se hizo un análisis de contenido y de la frecuencia de los datos. Como resultado, se destaca que el trasplante de cara puede mejorar la calidad de vida del receptor, pero se encuentra limitado por el costo económico y se reporta que el trasplante de cara cumple con los principios de defensa de la vida humana física, terapéuticos, de libertad y responsabilidad, y de sociabilidad y subsidiariedad. Finalmente, se concluye que el trasplante facial es una técnica óptima y necesaria para el progreso de la medicina y que la evaluación ética es fundamental para armonizar con los avances científicos y tecnológicos.