Abstract
Frente a la actual crisis de la democracia que afecta a múltiples sociedades occidentales, producto en gran medida del descontento social originado en la desigualdad que caracteriza a estas denominadas sociedades neoliberales de mercado y de consumo, el presente ensayo explora la hipótesis de que dicho resentimiento social y la crisis institucional aludida obedecen a dos instrumentos implantados por las élites con el fin no sólo de asegurar y perpetuar sus privilegios sino, más importante, para ejercer el control y la disciplinación de la sociedad mediante: el rompimiento de los lazos comunitarios, por medio del individualismo y el consumismo extremos (1); y de la internalización del fracaso y la justificación de la desigualdad, a través de la meritocracia (2).