Abstract
Octavio Paz representa las fiestas mexicanas en El laberinto de la soledad (1950) con un rasgo adverso y relativista, que se opone a la unificación de la cultura como un instintivo. Inmediatamente, este carácter es reconocible desde la lógica posmoderna, la misma que trabaja Beatriz Sarlo. Al ser así, la configuración que se le atribuye a estas celebraciones cuenta con el propósito de hallar notoriamente la interrelación pluricultural y su respectiva difusión. Esa es la orientación que se le brinda al tópico de la relatividad, que se respalda también de las concepciones de la semiótica tensiva de Jacques Fontanille (la inclusión del cuadrado semiótico) y la configuración teórica del tiempo, tal como la fundamenta Paul Ricoeur. De estas, se aprecia el funcionamiento de la dinámica de opuestos, inmersa en el desarrollo de las festividades. Asumiendo que este estudio abarca a un autor distinguible, he reconsiderado previamente un panorama hermenéutico a esta investigación (análisis bibliográficos en torno a la obra).