Abstract
El objetivo de este artículo es intentar establecer una línea de continuidad entre Montaigne y Leibniz respecto del tema de las pasiones y la vida feliz, entendiendo como parte de ésta una adecuada gestión de las pasiones. Se sostiene que hay puntos de contacto entre Montaigne y Leibniz, que a menudo pasan por la intermediación de Descartes. Tras comparar las propuestas de estos tres autores por lo que respecta a las pasiones y la vida feliz, se concluye que el tratamiento moderno de las pasiones tiene su antecedente en Montaigne, y que llega hasta Leibniz por una consideración cada vez más “racionalista”. Se sugiere además que en los tres autores es posible considerar su filosofía como una forma de vida, y que más allá de que cada uno parta de posiciones metafísicas diferentes sus propuestas de vida feliz son similares.