Abstract
El silencio como alabanza a Dios se halla, en la teología de Maimónides, imbricado con sus consideraciones en torno a la naturaleza de la esencia de Aquél, que se revelará como absolutamente incognoscible. En Guía I Maimónides destaca que el conocimiento divino y el humano no tienen nada de común entre sí, pero aun siendo así podemos orientar nuestro intelecto hacia la consideración de Su naturaleza a través de la ‘expresión aproximativa’ , si bien ello no nos permitirá alcanzar a entender Su esencia. Según el de Córdoba, alabamos a Dios a través del silencio, aunque expresamos también nuestro acercamiento a él mediante los atributos de acción y por la vía de la negación de cualquier atributo que pudiera asociarse a Su naturaleza