Abstract
El escepticismo de Pirrón une a su condición fundadora un problema de recepción recurrente en los clásicos de la antigüedad, y presente aquí en extremo: la ausencia de textos escritos del autor. La interpretación del escepticismo como modo de vida, y no como discurso, en Michel de Montaigne y Friedrich Nietzsche, es el resultado de asumir radicalmente, aunque de formas divergentes, la tensión originaria entre escepticismo y (ausencia intencionada o no de) discurso verbal: como restitución de la paridad de palabras y cosas o como privilegio de la lectura sobre la designación del texto