Abstract
La influencia del Al-Andalus, no solo dejó su impronta en el mundo Mediterráneo, sino que además se extendió en el urbanismo y en las formas culturales en América, con posterioridad a los acontecimientos de la Conquista. Las edificaciones en la Nueva España y en Quito (Ecuador) fueron, en parte, depositarias de los cruces e influencias de la tradición mudéjar en Hispanoamérica, como un producto de aquella continuidad territorial e histórica. En este contexto, las Órdenes Mendicantes encarnaron estos nuevos aportes a través de la arquitectura religiosa. Ello brindó una fisonomía renovada a las portadas, espacios internos y techumbres de los templos y conventos, principalmente.