Abstract
La tesis que se defiende en este trabajo es que todo pensamiento es claro; y esto es equivalente a sostener que no existen pensamientos oscuros. Para esbozar una demostración de esta propuesta, se analizarán una serie de casos equívocos en los que se denomina pensamiento oscuro a cosas que o no son pensamientos, o se conocen parcialmente, o no se pueden expresar en su totalidad, entre otros posibles escenarios. Al término del trabajo, se sostiene que la así llamada oscuridad del pensamiento no es más que un refugio y una fuente de ineficiencia filosófica ante algo que de suyo puede parecer difícil y complejo.