Abstract
La reciente ampliación de los BRICS al formato BRICS+ ha incorporado al club cinco nuevos estados: Irán, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía. Si los cinco estados originales ya planteaban un desafío relevante al orden mundial de carácter liberal —particularmente las tres potencias regionales de Europa y Asia (Rusia, China e India) —existen importantes incertidumbres en torno al carácter potencialmente contra-normativo que este bloque de diez estados puede representar para el actual ordenamiento jurídico internacional. Los riesgos de fragmentación del sistema internacional en diversos subsistemas regionales y funcionales amenazan al multilateralismo —con una reivindicación de las demandas del llamado Sur Global—, y pueden derivar en un desorden geopolítico que propicie alianzas de intereses comunes entre sistemas políticos autoritarios, nulamente interesados en la aplicación interna del marco normativo de los derechos humanos.