Abstract
Una vez que se desarrollen vacunas efectivas contra la enfermedad
del coronavirus 2019 (COVID-19), estas serán escasas. Esto plantea la
cuestión de cómo distribuirlas equitativamente entre países. La asignación
de vacunas entre países plantea cuestiones complejas y controvertidas que
involucran la opinión pública, la diplomacia, la economía, la salud pública y
otras consideraciones. Sin embargo, muchos líderes nacionales,
organizaciones internacionales y productores de vacunas reconocen que un
factor central en esta toma de decisiones es la ética [1, 2]. No obstante, se
ha avanzado poco en la definición de lo que constituye una distribución
internacional equitativa de vacunas. Muchos han respaldado la “distribución
equitativa de la vacuna contra el COVID-19” sin describir un marco o sin
ofrecer recomendaciones [3, 4]. Se han presentado dos propuestas
sustantivas para la asignación internacional de una vacuna contra la COVID19, pero presentan graves fallas. Ofrecemos una propuesta más éticamente
defendible y práctica para la distribución equitativa de la vacuna COVID19: el Modelo de la Prioridad Equitativa.
El Modelo de la Prioridad Justa está orientado principalmente a tres
grupos. Una es la alianza COVAX, encabezada por GAVI (por sus siglas en
inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición para
Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI por sus siglas en inglés),
que tiene la intención de comprar vacunas para distribuirlas
equitativamente entre países [5]. Un segundo grupo son los productores de
vacunas. Afortunadamente, muchos productores se han comprometido
públicamente con una distribución internacional de vacunas “amplia y
equitativa” [2]. El último grupo son los gobiernos nacionales, algunos de los
cuales también se han comprometido públicamente con una distribución
equitativa [1].
Estos grupos necesitan un marco claro para reconciliar valores en
competencia, uno que ellos y otros aceptarán legítimamente como ético y
no solo como una afirmación de poder. El Modelo de la Prioridad Justa
especifica lo que implica una distribución equitativa de vacunas, dando
contenido a sus compromisos. Además, la aceptación de este marco ético
común reducirá la duplicación y el desperdicio, lo que facilitará los esfuerzos
por lograr una distribución equitativa. Eso, a su vez, promoverá la confianza
de los productores en que las vacunas se asignarán de manera equitativa
para beneficiar a las personas, lo que motivará un aumento en el suministro
de vacunas para distribución internacional.