Abstract
Durante la pandemia la experiencia contemporánea del mundo se ha tornado más cruel y visible. Las narrativas que disponíamos se han tornado impotentes para describirla, dar sentido e interpretar lo que nos sucede en los espacios y tiempos reconfigurados aún antes del desastre sanitario. La escuela, la pedagogía y el oficio de enseñar no han escapado a esos movimientos y desestabilizaciones. Tampoco de los automatismos discursivos de la máquina tecno-escolar que la globalización semio capitalista impone en el campo discursivo de la educación. No obstante, en esta nueva visibilidad también es posible reconocer y mapear experiencias colectivas y en red de resistencia afirmativa. Se trata de colectivos de docentes e investigadores que se movilizan reticularmente en el campo pedagógico y despliegan en territorio estrategias de investigación-formación-acción participativas. Muchas de ellas, cada vez más, exploran la vía narrativa para indagar de otro modo la experiencia escolar e inscribir su voz, palabras y saberes en el debate público de la educación.