Abstract
La teoría de la aceleración ha hecho hincapié en los efectos alienantes de la aceleración de la vida social, pero ha prestado menos atención a posibles objetivos emancipadores. ¿Es posible considerar la acción y los conflictos colectivos como un motor de aceleración? Si es así, ¿es una motivación contingente-situada o más bien una condición estructural? La hipótesis principal de este artículo es que los conflictos se consideran un motor de aceleración contingente o estructural dependiendo del punto de partida teórico que se adopte: 1) si los conflictos son una “excepción”, como “anomalía” a resolver en un supuesto curso “normal” de la sociedad (perspectiva funcionalista), no existe una condición estructural de aceleración sobre ellos, sino más bien contextual. A la inversa, 2) si los conflictos se perciben como parte constitutiva de la sociedad moderna-capitalista también pueden entenderse como un motor acelerador que apuntala la vida social con potenciales emancipadores.