Abstract
Este trabajo estudia la historia de la ciudad moderna de finales del siglo XIX-1920, en el que destaca la ciudad culta e higiénica. De este modo, la ciudad se vinculó a las políticas de planificación, higiene, ornato, celebraciones religiosas, conmemoraciones y juntas de embellecimiento. Esto sirvió de promoción de la ciudad moderna al servicio del urbanismo de las élites, a los intereses por construir memorias nacionales y modernizar las repúblicas. Se inauguraron calles, parques y edificios; situación que permitía un escenario de ciudad moderna, pero libre de segmentos empobrecidos, por lo que se propuso el control social del espacio público urbano.