Abstract
Katechon, figura enigmática que aparece en las cartas paulinas, reúne siglos de debate en torno a la relación entre teología y política. Conduce a una sólida tradición hermenéutica en la que se entiende como un poder establecido que frena la anomia y el caos, colocando así a la teología como el fundamento que mantiene los órdenes políticos establecidos. Pero también puede interpretarse como ese conjunto de fuerzas que aún frenan el advenimiento del Día del Señor, la parusía. En esta perspectiva, consolidada por la tradición mesiánica, no hay acuerdo ni compromiso alguno para mantener el orden. La ruptura y la catástrofe son posibilidades de destrucción de un mundo injusto. Este artículo pretende reconstruir, aunque sea brevemente, la trayectoria de este concepto en teología y filosofía política contemporáneas, especialmente a partir de los escritos de Paulo de Tarso, Carl Schmitt, Jacob Taubes y Giorgio Agamben.