Abstract
Este artículo desafía la narrativa tradicional de la historia de las mujeres colombianas en la filosofía. Para ello se evita el recurso de la historia heroica de los “grandes pensadores” y se propone el método de pensar causas comunes. Como se trata de una apuesta del feminismo filosófico, se subraya la importancia de una ontología corporal y una política de posicionamiento, a partir del estudio de caso del IV Congreso Internacional femenino realizado en Bogotá (1930). En el cierre, el método de la causa común nos permitió sortear lo que la filósofa Kristie Dotson denomina “la cultura de la justificación” que encierra la filosofía en una serie de normas disciplinarias y en cambio apostamos por lo que ella también llama una cultura de la praxis que permite visibilizar múltiples formas del ejercicio filosófico.