Abstract
La tecnología posee sesgos y está inserta en redes discursivas y metafóricas que influyen en su propio sentido y en el de los actores participantes. Los elementos que forman parte de estos tejidos tecnológicos y generan asociaciones no son accidentales, son solidarios con la ciencia moderna y están mediados por cuestiones como la idea de objetividad o neutralidad. Reconsiderar las relaciones entre los humanos y la tecnología permite adoptar una nueva perspectiva ontológica que cuestione la tradicional separación entre sujeto y objeto y las identidades históricamente establecidas para, así, comprender al ser humano como un ente situado y performático. En este artículo se tratará de desentrañar qué vínculos, similitudes o simetrías se dan entre lo humano y lo no humano, centrándose en el ámbito tecnológico y, concretamente, en la IA. Para ello se emplea un marco solidario con la teoría del actor-red y se exploran las asociaciones humano-IA y la agencia de la IA sobre la delimitación del sujeto.